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Pedro de Miguel, profesional del sector del jamón, se ha desplazado, una vez más, al secadero de jamones que Bernardo Hernández tiene en Guijuelo. Un total de 430 hectáreas en la ribera del río Tormes dedicadas íntegramente a la cría del cerdo ibérico, con zonas de regadío dedicadas al cultivo del maíz, cereales en secano y extensas zonas de monte de encinas donde los animales pasean en libertad.
De Miguel ha estado separando alrededor de 600 piezas de cebo de campo 100% ibérico, es decir, de pureza racial. Como el mismo De Miguel apunta, son piezas únicas en el mercado.
